HISTORIAS ROJIBLANCAS
La retirada de Félix Zubizarreta
PRIMEROS AÑOS
La cupletista madrileña Teresita Zazá ya llevaba varios años cantando el Alirón que escribió Alvaro de Retana y corrigió el público del salón Vizcaya, para cuando el Real Madrid apareció por primera vez en San Mamés. En esos días, los periódicos informaban en sus primeras páginas del crudo invierno que azotaba las trincheras de los campos de batalla europeos; todavía pervivía el horror de la terrible batalla del Somme, la más larga y sangrienta de la I Guerra Mundial, que había finalizado apenas un mes antes y dejaba un millón de muertos.
Fue el 1 de enero de 1917 cuando, por fin, el equipo madrileño se presentó en el flamante campo que cuatro años antes habían inaugurado los Reyes de España, Alfonso XIII y Victoria Eugenia, que llegaron tarde a los fastos y se sentaron en el palco el segundo día, cuando se enfrentaron en el césped el Athletic y el Sheperd´s Bush inglés.
La presencia madridista no era poca cosa ya entonces. La prensa, habitualmente parca con el deporte cuando aún no se habían cumplido veinte años de siglo, le dedicó a aquel partido y a sus polémicas, un espacio inusual para la época. Llegaba a Bilbao el equipo que se había enfrentado a los rojiblancos en Barcelona, unos meses antes, en pugna por el título de Copa que ganó el Athletic. Además, contaba el Madrid en sus filas por aquel entonces con algunas de las figuras del fútbol español. Jugaban en aquel equipo los hermanos Petit de Ory, Juan y René, hijos de un francés y una madrileña, nacidos en Dax (Francia) y criados en Hondarribia.
Un año más tarde, René renunció al Real Madrid y se enroló en el Real Unión de Irún. Estudiaba su carrera en la capital y cada sábado viajaba en moto para jugar con su equipo. Antes de construir el pantano de Yesa y reconstruir el puente del Arenal en Bilbao, tras la guerra, jugó unos Juegos Olímpicos con la selección francesa y consiguió tres títulos de Copa con el Real Unión que sumó al que había logrado con el Madrid.
Pero en aquel equipo madrileño también actuó en Bilbao, rodeado de la polémica, a pesar de que se trataba de un partido amistoso, Alberto Machimbarrena Aguirrebengoa. Había pertenecido la temporada anterior a la Real Sociedad, y como la Federación Española decidió castigar con la suspensión al club donostiarra y a todos sus jugadores, su llegada a Madrid, donde cursaba estudios de arquitectura, provocó que el propio equipo blanco estuviera en peligro de ser descalificado. Incluso en el Athletic temieron por la suspensión al permitir que Machimbarrena -que falleció de tuberculosis apenas siete años más tarde-, jugara en San Mamés.
La primera visita del Real Madrid al campo bilbaino también provocó la salida del Athletic de un futbolista que cayó víctima de la incomprensión del público de la Catedral que por aquellos tiempos no se andaba con chiquitas a la hora de criticar a los futbolistas, que como en el caso de Zubizarreta, se tenían que pagar las camisetas y el carnet de socio para poder jugar.
Félix Zubizarreta Ezpeleta, que había nacido en 1894, debutó con el Athletic marcándole cinco goles al Racing de Irún en un partido del campeonato regional, en 1914. No se le puede pedir más a un futbolista que, además, apenas unos meses antes del amistoso contra el Real Madrid fue el autor de tres de los cuatro goles que el Athletic le metió al equipo madrileño en la final de Copa jugada en Barcelona. Zubizarreta consiguió un hat trick para un título, y aún así, el público de San Mamés no le perdonaba ni una.
Así que en la segunda parte, cuando el Athletic jugaba ya con un futbolista menos por la lesión de Hurtado, -mientras que el Real Madrid, más previsor, había llevado a San Mamés un jugador de reserva-, Zubizarreta, ante el aumento de los abucheos contra su persona, decidió marcharse del campo. Balompédico, el cronista de la revista Madrid-Sport, lo contaba así: «Faltaba un cuarto de hora, y Zubizarreta, el gran delantero, retírase del campo; no comprendimos al principio su resolución; más después nos la explicaron. Se retiraba amargado y disgustado por la actitud de un público que censura siempre, continuo, implacable su trabajo, sea bueno o malo… Mucho lamento tal decisión, y espero que se rectifique y le aplaudan, y yo me atrevo a afirmarlo, pues su trabajo siempre lo merece».
El cronista madrileño no era el único en sacar la cara al jugador. En El Nervión, apuntaban que «hizo bien en marcharse. Cierto que como decían algunos estaba mal, porque el público pagaba, pero ¿cobraba él? El también paga su cuota por jugar, poniendo toda su voluntad y codicia. Su decisión de marcharse revela una decisión, consecuencia normal y lógica de la conducta que se venía observando con él. Zubizarreta ya estaba inutizado para jugar en San Mamés porque salía al campo cohibido, pensando más en el público que en el juego. No podía ya jugar. Prueba de ello la tenemos en que cuando ha jugado fuera de Bilbao ha sido el jugador que más elogios ha recogido».
La inquina con Zubizarreta venía de lejos. El mismo cronista de El Nervión había publicado días antes un artículo titulado «Zubizarreta y el público». En otro periódico bilbaino, El Liberal, apuntaban que «se dice que el jugador ha dicho que no piensa jugar más»
Y fue esa decisión la que tomó. Zubizarreta ya no volvió a jugar ningún partido más con el Athletic ni con otro equipo. Se dedicó a sus estudios y después, su nombre volvió a sonar durante la Guerra Civil cuando fue nombrado jefe de la sección de alistamiento y reclutamiento del Gobierno Vasco. Por su cargo y su significación nacionalista, Félix Zubizarreta se exilió en Venezuela con su mujer, Juanita Torre, y sus nueve hijos. Puso en Caracas un negocio de madera y allí murió, muy joven aún, con 49 años. Los demás miembros de la familia regresaron al País Vasco, muchos de ellos a Bakio, localidad natal de Juanita. El único de sus hijos que se quedó en Venezuela, Jon, falleció en Caracas en julio de 2012 y sus familiares de Deusto celebraron un funeral el pasado mes de diciembre.
En aquel partido, que fue el último de Zubizarreta y el primero del Real Madrid en San Mamés, jugaron a las órdenes de mister Barnes: Ibarretxe, Hurtado, Allende, José Mari Belauste, Eguia, Cabieces, Laca, Acedo, Pichichi, Zubizarreta y Germán. En el Real Madrid: Teus, Hurtado, Matxinbarrena (Zabalo), Sansinenea, René Petit, Sotero Aranguren, Alvarez, De Miguel, Juanito, Castell y Juan Petit.
El gol del Madrid lo consiguió Alvarez; los tres del Athletic los marcó el rey del ‘shoot’, Rafael Moreno, Pichichi, que apenas tres años después se retiró del fútbol, como Félix Zubizarreta, amargado por las críticas de un público tan exigente como el de San Mamés por aquellos tiempos gloriosos.