TOUR 2021
Cambio de estado
TOUR DE FRANCIA / DECIMOSEXTA ETAPA
PAS DE LA CASE / SAINT-GAUDENS (169 Kms.)
GANADOR: PATRICK KONRAD LÍDER: TADEJ POGACAR
In memoriam: Antón Barrutia (1933-2021).
Ya está el Tour en ese punto de cocción que lleva del calor a la ebullición; al límite de la congelación entre el agua helada y el hielo, al paso de la frontera entre dos países de la Unión Europea. Con un golpe de infiernillo se pasa del estado líquido al gaseoso, con una noche gélida y sin nubes se congela el Pisuerga al pasar por Valladolid, por dos zancadas más largas se atraviesa de España a Francia por el Puente Internacional de Irun, y por una jornada de descanso se pasa en una carrera del «queda mucho Tour todavía», al «las fuerzas están muy justas». Siempre llega ese momento sin haber sabido cuándo terminó el estado anterior. Muchos ciclistas son jugadores de lotería ingenuos, que compran el boleto pensando que les va a tocar. Sólo el sorteo les devuelve a la realidad. Es un cambio de estado, aunque sólo anímico, de la ilusión al desencanto, porque en realidad no cambia nada.
No cambia nada en la carrera. El único que tiene claro lo que quiere es Tadej Pogacar. Su intención es ganar el Tour, nada más, nada le distrae. Posiblemente, vencer en París tendrá otras consecuencias que al ciclista que viste el maillot amarillo de líder no le interesan por el momento, que ya llegará el tiempo de hacer balance. A Pogacar, el cambio de estado entre el queda mucho Tour y las fuerzas están justas no le condiciona en absoluto. Para él queda mucho Tour y las fuerzas están justas, pero las dos cosas conviven pacíficamente en lo alto del Olimpo. Para los demás, todo es un debate, que además no está llevando a ningún sitio.
Los que preceden al líder en la clasificación general son un mar de dudas, alimentadas precisamente por el hombre fuerte de la carrera. Están a mucha distancia de Pogacar, así que saben que atacarle es una temeridad, temen su respuesta y la de los de alrededor, que no tendrán ningún inconveniente en lanzarse como hienas a por la carroña si se propicia la oportunidad. El que va segundo sabe que tiene muy difícil ser primero, pero teme un desliz que le baje al quinto. En ese ascensor deportivo, el tercero aspira al segundo, pero vigila al cuarto, así que la pregunta que todos se hacen es: ¿Merece la pena arriesgarse a perder lo que tengo sin saber si voy a conseguir lo que no tengo? Y así en todo el top 10. Y la respuesta, que hasta hace unos días era: queda mucho Tour, se convierte en: las fuerzas están muy justas, y en realidad las dos respuestas que parecen tan diferentes, son en realidad lo mismo, así que el líder viaja en carroza dejando pasar los días, para que las fuerzas cada vez estén más justas y sus perseguidores –por llamarlos de alguna forma–, pierdan cualquier esperanza.
“Ha sido un día muy duro. Empezamos con mucho frío. Las dos primeras horas rodamos fortísimo; después pudimos relajarnos un poco, pero la parte final fue de nuevo rapidísima. La verdad es que no sé qué estábamos haciendo en ese apretón final. Yo me limité a seguir la rueda de mis rivales. En todo caso, ha sido un buen calentamiento para mañana”.
Es cierto que restan dos etapas muy peliagudas, con finales en alto, y que con cualquier movimiento se puede armar la tremolina. También cabe un desfallecimiento de Pogacar, que cosas más raras se han visto, pero da la sensación de que los ciclistas siguen comprando lotería ilusionados; que se reunirán por la mañana en el autobús del equipo para planificar su estrategia, que los planes serán ambiciosos como siempre, pero que después las montañas pondrán a cada uno en su sitio, también como siempre. Como sucedió camino de Saint-Gaudens.
Hubo mucha pelea en los primeros kilómetros de la etapa, incluso llegó un momento en el que el líder estuvo aislado de los hombres de su equipo. Después se estabilizó la fuga, el pelotón se echó a dormir, fue dejando minutos, y entre los escapados, el más fuerte fue Patrick Konrad, a quien no le pudieron quitar de encima la ventaja que cogió en los dos últimos puertos. Nadie fue capaz, ni en solitario ni en grupo, así que engordó su palmarés bajo la lluvia que no cesa en lo Pirineos. Los ciclistas españoles también como siempre. Esta vez el más voluntarioso fue Aranburu, pero no le llegó con la voluntad.