TOUR 2021
Reparto de migajas
TOUR DE FRANCIA / DECIMONOVENA ETAPA
MOURENX / LIBOURNE (207 Kms.)
GANADOR: MATEJ MOHORIC LÍDER: TADEJ POGACAR
Después de que el pájaro Pogacar se haya llevado todo el botín, para los gorriones que pululan a su alrededor sólo quedan las migajas que el morro fino del líder desprecia. Se llevará el maillot amarillo, el de la montaña y el de mejor joven. Los dos últimos están en otras espaldas que ejercen de maniquíes, sólo para el desfile, porque cuando acabe pasarán al fondo de armario del líder esloveno; cederá el verde a Cavendish porque tiene otras cosas mejores que hacer en las llegadas masivas y los sprints especiales; posiblemente ganará la contrarreloj final, y como saldrá el último, tendrá a otro propio calentándole la silla del líder provisional hasta que llegue y le diga: «¡eh, tú, levántate de ahí, que ese es mi sitio!» Tampoco entrará en el sprint de los Campos Elíseos, porque el domingo tiene que hacerse muchas fotos bebiendo champán en copa de plástico durante el recorrido, y ya no son los tiempos de Hinault, que en 1982, la primera vez que el Tour terminaba en la más conocida avenida parisina, llegó escapado junto con Joop Zoetemelk y le ganó el duelo en la meta.
Ya sólo se reparten las migajas en un Tour que entusiasmó en la primera semana y decepcionó un tanto en la última, porque nadie fue capaz de plantar cara. Desde el miércoles ya se sabía que sólo se disputan, del segundo puesto hacia abajo, los restos fin de temporada. El Tour es un outlet para comprar barato lo que no ha querido llevarse el monstruo esloveno. Por cierto: su país ha pasado en unos años de ser prácticamente desconocido en el mundo del ciclismo, a tener un papel preminente.
Bastan los datos. Al Tour de este año se inscribieron cuatro ciclistas eslovenos: Luka Mezgec del Bikeexchange, que vino a trabajar para Yates y no ha obtenido resultados relevantes, pero llegará a París. Estaba Primoz Roglic, a quien una caída le privó de estar delante y tuvo que retirarse. Nadie duda de que podría haber peleado por el amarillo. Mohoric, el ganador en Libourne, se va con un botín extraordinario: dos etapas en el bolso de vaje. Y claro, Tadej Pogacar, que gana casi todo lo ganable, suma tres etapas, que pueden ser cuatro con la crono y hará sonar de nuevo el himno esloveno en París. Haciendo balance, sólo de las victorias parciales, cinco victorias eslovenas para cuatro ciclistas.
“En un repecho, Nils Politt atacó con todo y me llevó a mí límite: estuve a punto de explotar. Cuando me recuperé, decidí lanzar un gran ataque: ensayar un último sprint y, a partir de ahí, marcarme un ritmo hasta meta. He hecho unas cifras de vatios bajísimas, pero aun así he logrado mantener a mis rivales a raya para ganar la etapa”.
Otras victorias parciales, más migajas, fueron las de Mark Cavendish, que limpió inesperadamente la hoja de servicios británica en un Tour seco para los ciclistas isleños después de una década de dominio. Nadie pensaba que podía ser así, que fuera él quien salvara el honor, a la vista del papelón de Geraint Thomas y Chris Froome, que parece que ya no está ni para ganar una carrera de pueblo. A Cavendish se le apareció ayer Eddy Merckx en carne mortal, y Mark se acercó para tocarle las llagas, como Santo Tomás a Jesucristo, y comprobar que no es un personaje de ficción. El belga escogió bien el lugar: Mourenx, la ciudad a la que llegó en su primera gran exhibición en el Tour, después de 140 kilómetros escapado por culpa de una rabieta con su gregario, Martin van den Bossche, que la noche anterior le había dicho que fichaba por el Molteni, en el que dos años más tarde recalaría él mismo.
Merckx seguía la rueda de su compañero en las últimas rampas del Tourmalet, metros por delante de quienes le seguían con la lengua fuera, y en vez de permitir que fuera Van den Bossche quien coronara en cabeza, esprintó, le dejó atrás como venganza por la traición, y ganó después de cabalgar cuatro horas en solitario, de beber un bidón con champán que le pasaron desde el coche cuando su ritmo comenzó a decaer, y de aventajar en ocho minutos a quienes le perseguían, Dancelli, Van den Bossche, Bayssiere, Pingeon, Pulidor, Theilliere, y Zimmermann. 52 años y un día después de aquella hazaña sobrehumana, regresó a Mourenx para recordarle a Cavendish que sí, que ahora tienen las mismas victorias parciales, pero que eso son migajas en comparación con su grandeza.