TOUR 2021
Nombres propios
TOUR DE FRANCIA / VIGÉSIMA ETAPA
LIBOURNE / SAINT-EMILION (30,7 Kms. CRI)
GANADOR: WOUT VAN AERT LÍDER: TADEJ POGACAR
Cuando el Tour de Francia discurre por territorio cercano a Burdeos, el paisaje aparece repleto de viñedos, y a los fotógrafos les entra la tentación de zambullirse entre las cepas para, desde allí, retratar a los ciclistas en tan bucólico ambiente. Basta con fijarse en la instantánea que acompaña estas líneas y en la que se ve al protagonista principal del Tour en aerodinámica postura, atravesando a toda velocidad los viñedos camino de la línea de meta. Había donde elegir entre varios de los protagonistas.
El vino bordelés es una potente industria que da de comer a mucha gente en Francia, como lo es en La Rioja, o en otras regiones, aunque a veces se explote a la gente que acude cíclicamente a recoger la uva, como pasó hace unos años en los viñedos que pertenecen al cantante Sting, en la Toscana, y en los que pagaban una miseria de cuatro euros a la hora por deslomarse, a inmigrantes irregulares. Claro que, en defensa del líder de Police, habrá que decir que él no se enteraba de la fiesta, porque era en una parte de la finca que tenía arrendada, y tal vez porque se dedicaba, con su mujer, a cobrar 250 euros a los pazguatos que se apuntaban a una experiencia única, la de vendimiar en la zona no arrendada.
Siempre win, win, en la zona arrendada y en la no arrendada. Al menos, a los incautos que se rascaban el bolsillo para partirse el espinazo, les ofrecía después una copa de vino valorada en 15 euros, y que posiblemente habían vendimiado los gilipollas –con perdón– que habían caído en la trampa el año anterior y seguro que seguían contando a sus allegados la sublime experiencia sin arrobo alguno.
Correr el Tour es como vendimiar. Acabas con dolores en todos los huesos, bastante más delgado que el día que comenzó, y en no pocas ocasiones, con las piernas plagadas de abrasiones y heridas, consecuencia de las mil y una caídas para las que año tras año se exigen medidas, sin que nadie aterrice con nada concreto, porque en realidad, todos saben que se seguirán produciendo cuando la velocidad, el ancho de la carretera y otros parámetros que se deben tener en cuenta, no guardan las proporciones adecuadas al número de corredores que quieren estar en la cabeza de la carrera.
Esas caídas del principio suelen ser, en muchas ocasiones, una selección natural en la que sólo sobreviven los más fuertes y también los que más fortuna tienen, vamos, lo que ha sucedido en los millones de años desde que comenzó la vida en la tierra, sólo que ahora con un maillot amarillo en juego. Y en ese juego por ser el más fuerte del Tour, el primer nombre propio es el de Tadej Pogacar, que se subirá al podio de los Campos Elíseos de París por segunda vez en su vida, y que empieza la carrera para alcanzar a los integrantes del Olimpo: Anquetil, Merckx, Hinault e Indurain, por orden de aparición.
El corredor esloveno ha sido el protagonista principal, de la carrera, pero al margen de los otros dos ciclistas, Vingegaard y Carapaz, que también subirán al podio, entre los nombres propios destaca la figura de Wout Van Aert, capaz de meterse en un sprint, de ganar una etapa de montaña en la que se asciende dos veces al Mont Ventoux, o una contrarreloj como la que cerraba prácticamente el Tour. Tal vez necesita centrarse un poco y fijar sus objetivos, pero con esas características como ciclista podría aspirar también al trono de París.
El último nombre de la lista es el de Mark Cavendish, que ha pasado de las necrológicas a las portadas con sus victorias de etapa después de cuatro años de penurias. ¿Podrá conseguir una más y batir el récord de Merckx? Ese es el último aliciente que le queda al Tour, que los había perdido casi todos hace algunos días.