GIRO 2022
Cosa de milímetros
Demare se impone a Ewan en el sprint de la sexta etapa, que se decidió en la foto finish

JON RIVAS
La noticia del día estaba a muchos kilómetros de distancia de Palmi y de Escalea, las localidades entre las que se desarrolló la etapa, en la región de Calabria. Se ubicaba en Lebrija, ese pueblo al sur de la provincia de Sevilla donde nació el líder de la carrera, Juanpe López, y que vive con entusiasmo que su paisano vista la maglia –leer malla– rosa del Giro. De repente, Lebrija se ha convertido en un pueblo más de Italia. El país de origen de la carrera rosa vive con pasión su desarrollo. En cada localidad que atraviesa, el color rosa se convierte en predominante. Los italianos están orgullosos de la carrera y lo demuestran en cada primavera, y Lebrija no ha querido ser menos, así que orgullosos de Juanpe, han decidido que mientras siga subiendo al podio para recibir la prenda sagrada de la carrera, la fachada del Ayuntamiento se iluminará de color rosa; también las fuentes del municipio tendrán luces rosas, y es que no es cuestión baladí que un ciclista se convierta en líder de una competición tan importante. En Lebrija esperan que sea durante muchos días más. Están en la gloria
Claro que la distancia entre la gloria y el fracaso puede estar en unos centímetros, o en uno solo, o en milímetros apenas. En Escalea, Arnaud Demare repitió el triunfo por delante de Caleb Ewan, y la diferencia se tuvo que dirimir a través de la foto finish, Hay que acercarse bastante a la imagen para comprobar que, efectivamente, es el francés el que supera por casi nada al australiano. Una victoria en una de las grandes carreras puede suponer muchas otras cosas: la continuidad de un patrocinador, por ejemplo, o la aparición de otros. Un centímetro es mucho en el ciclismo después de haber recorrido 19,2 millones de ellos durante la etapa.
Los llegadores saben que eso son gajes del oficio. Ewan tiene muy asumido que después de una jornada agotadora, un kilómetro con pulsaciones inalcanzables para el común de los mortales sin poner en riesgo su vida, y en el que se juegan el pescuezo con cada pedalada, puede ocurrir lo que le pasó: perder por un centímetro, que muchas veces depende de dónde han colocado los jueces la cámara fotográfica de precisión que toma las imágenes, un centímetro más acá o más allá. Así que los enfados suelen durar segundos o minutos, y después les toca empezar a pensar en la siguiente oportunidad. El australiano, que perdió su oportunidad en la primera etapa después de hacer el afilador a pocos metros de la meta, lo seguirá intentando cada vez que pueda.
