GIRO 2022
Vísperas de mucho
Thomas de Gendt gana la etapa napolitana después de una escapada, junto a otros tres corredores, permitida por el pelotón

JON RIVAS
Van der Poel sabe que no va a ganar el Giro, que no tiene condiciones para hacerlo, al menos por el momento. Él no es un corredor de grandes vueltas, aunque le guste removerlas. Se vistió de líder el primer día, pero supo que esa maglia rosa –léase malla–, tenía fecha de caducidad. El nieto de Poulidor es un clasicómano, así que su estrategia pasa por convertir en clásicas las etapas del Giro en las que puede brillar. Y los demás lo saben, y también que cuando pone en marcha su motor, es la rueda buena a la que seguir. Si Van der Poel acelera, hay un buen número de ciclistas expertos en seguirle la rueda. Como quien se estudia la trayectoria de Leonardo da Vinci, o se convierte en un erudito en la biografía de Maradona, por poner un ejemplo cercano a Nápoles, también hay corredores que saben lo que Van del Poel puede dar de sí, y lo intentan explotar para su beneficio.
Así que Calmejane, De Gendt, Vendrame, Calmejane, Feline, Tejada, De Gendt, Moniquet, Vanhoucke, Arcas, Schmid, Ulissi, Girmay y Martin, que se consideran expertos en reconocer los movimientos del clasicómano, supieron, cuando se movió, que era el momento adecuado para hacerlo en una etapa corta, víspera de mucho, y con el pelotón sesteando colina arriba, colina abajo, por los alrededores de la capital napolitana.
Entre los fugados iba un hombre experto, Thomas de Gendt, 35 años y muy conocedor de sus límites, que circulaba junto a su compañero de equipo Vanhoucke. Cuando se juntan dos de la misma escuadra, los otros empiezan a ver el peligro que tiene el trabajo en equipo. Los dos del Lotto aprovecharon un repecho para escaparse de la escapada junto al aragonés Jorge Arcas y el italiano Gabburo. Durante muchos kilómetros pareció que esa fuga a cuatro iba a cuajar. Luego llegaba otro tramo y daba la sensación de que el trabajo de Van der Poel y Guillaume Martin, que trataba de ampliar la ventaja con el pelotón para arrebatarle el rosa a Juanpe López, iba a tener como consecuencia, fusionar a los dos grupos. Lo pareció, incluso en el último kilómetro, cuando la diferencia era de apenas ocho segundos, pero desde atrás vieron que no les daba, así que la victoria se la jugaron entre los cuatro de cabeza. Vanhoucke le dijo a De Gent que él no podía, así que el veterano gregario tomó la responsabilidad, y con una suficiencia incontestable, superó a sus compañeros.
Por detrás, Guillaume Martin vio como el pelotón recortaba diferencias por el trabajo del Trek, el equipo de Juanpe López, para evitar que el francés le arrebatara el jersey rosa de líder. El lebrijano se permitió, incluso, salir con aplomo, a la rueda de Lennard Kamna, segundo de la General, que quiso pillarle despistado en la última ascensión. Se pegó a su rueda y no le dejó marchar. En Lebrija siguen con la fachada del Ayuntamiento teñida de rosa.
