TOUR 2022
Por primera vez en la historia
TOUR DE FRANCIA / VIGESIMOPRIMERA ETAPA

PARIS LA DÉFENSE ARENA / PARIS CHAMPS ÉLYSÉES (116 KMS.)
GANADOR: JAKOB PHILIPSEN LIDER: JONAS VINGEGAARD
La escena que protagonizaron en París Jonas Vingegaard, Tadej Pogacar y Geraint Thomas no es muy habitual en el Tour. De hecho, es inédita y nunca sucedió en la historia de la mejor carrera del mundo, donde casi nada de lo que pasa es nuevo, porque siempre, en una prueba más que centenaria, se puede encontrar algún antecedente, cercano o lejano. No es el caso.
Sólo en diez ocasiones, en 109 años de celebración, se ha dado la circunstancia de que tres ganadores de la carrera ocupen los tres primeros puestos de la clasificación. No vamos a decir que suban juntos al podio, porque ese protocolo es más bien moderno, y no ocurrió durante muchos años, en los que las ceremonias eran muy limitadas.
Sucedió en 1910 (Lapize, Faber, Garrigou), 1924 (Botecchia, Frantz, Buysse), 1928 (Frantz, Leducq, De Waele), 1975 (Thevenet, Merckx, Van Impe), 1984 (Fignon, Hinault, Lemond), 1985 (Hinault, Lemond, Roche), 1989 (Lemond, Fignon, Delgado), 2009 (Contador, Schleck, Wiggings), 2012 (Wiggings, Froome, Nibali), y también este año. Pero además, la escena es inusual, porque en ocho de esas diez veces, uno o dos de los que subieron al podio, todavía no habían ganado el Tour y lo harían en años posteriores. Sólo en 1989, Lemond, Fignon y Pedro Delgado estaban allí después de haber vestido antes de amarillo en París. Para Lemond era el segundo Tour después de haber vencido en 1986, Fignon había ganado en 1983 y 1984, mientras que Delgado se impuso en 1988.
Así que, por primera vez en la historia del podio del Tour, un ganador neófito, Jonas Vingegaard, que en su primera participación fue segundo, era el mejor por delante de dos antiguos ganadores de la carrera. Ganó su primer amarillo, derrotando a dos excampeones. Nadie, antes que el ciclista danés, tuvo a sus pies, siendo un recién llegado a la gloria, a dos hombres que ya habían experimentado el vértigo de convertirse en los mejores ciclistas de la carrera más prestigiosa.
Al final, es sólo una anécdota, pero dice mucho del vencedor, un ciclista de escueto palmarés, que sólo ha participado tres veces en grandes carreras por etapas, la Vuelta de 2020 en la que acabó 46º, y dos veces en el Tour, –segundo y primero–, pero con un potencial enorme, que ha desplegado durante las últimas tres semanas. También habla del rapidísimo cambio que está experimentando el ciclismo en los últimos tiempos, con la irrupción brutal de corredores jóvenes que tiran abajo la puerta. En 2019 ganó el Tour Egan Bernal, que tenía 22 años, y parece ya casi amortizado cuando sólo tiene 25 años, la misma edad que Vingegaard.
En los últimos cuatro años, han ganado el Tour correedores que no superaban esa barrera de edad. En los diez años anteriores, los ganadores rozaban o doblaban la esquina de la treintena, así que se ha dado un significativo cambio generacional. El año pasado se discutía sobre cuántos tours podrá ganar Pogacar después de sumar dos consecutivos sin llegar a los 23 años. Ahora, esa cuestión queda apartada por la puesta en escena de Vingegaard. Da la sensación de que en los próximos años nos vamos a divertir con un ciclismo diferente como el que están proponiendo los protagonistas.
Postdata: Nunca he comprendido la alegría que experimentan los ciclistas que ganan la última etapa en París. Es la victoria menos publicitada de todo el Tour. Un minuto en la televisión, centrada en el maillot amarillo; un par de líneas en las crónicas escritas, que apenas le dan importancia. De todas formas, felicitaciones a Philipsen.
