GIRO 2023
O casi nada, o una eternidad

JON RIVAS
A veces bastan un par de frases para enseñar el panorama y hacer un análisis certero de la situación. «Chapeau a Remco», dice Filippo Ganna. «Yo he dado el máximo», y con esas ocho palabras se resume lo que acontece en la primera etapa del Giro, lo que puede pasar desde ahora hasta Roma, dentro de tres semanas. Está claro que en 21 etapas pueden ocurrir muchas cosas; que lo que sucede el primer sábado, a orillas del Adriático, mientras se recorre un carril bici en el que la velocidad suele estar limitada a treinta kilómetros por hora, pero se duplica en la contrarreloj, puede no ser determinante, pero sí significativo. y Ganna, que es un especialista, que se supone que era el favorito para vencer en la meta de Ortona, el pequeño Stalingrado de la II Guerra Mundial, donde no quedaron casas en pie, lo sintetiza todo en esas ocho palabras. Las tres primeras son un reconocimiento al ganador, Remco Evenepoel, y las cuatro siguientes, la rendición a la evidencia. Por mucho que el campeón de Italia contrarreloj, dos veces campeón del Mundo, lo intentó, había otro ciclista mucho más fuerte que él. «Yo he dado el máximo».
Todos dan el máximo, se supone, al menos quienes optan a vestirse de rosa, los colores de la Gazzetta dello Sport, el último domingo de mayo junto al Foro romano, muy cerca del Coliseo. Y todos, como Ganna, se tienen que rendir a la evidencia del ciclista belga que cree que todas las carreras son una contrarreloj, siempre corriendo contra sí mismo después de destrozar a sus rivales, como en el Mundial de Australia, las dos clásicas de San Sebastián que ha ganado, o la última Lieja-Bastoña-Lieja. Evenepoel se enfunda el mono con los colores de la bandera belga, como campeón del país, baja la visera tintada del casco, esconde debajo sus sufrimientos sobre la bicicleta, y con ese cuerpo macizo, privilegiado, recorre los casi 19 kilómetros de la etapa entonando una sinfonía que va aumentando de volumen según avanza por la ruta, dobla al holandés Daan Hoole y minimiza los registros de Almeida en todos los puntos de control. Cuando llega a la meta, supera en 29 segundos el tiempo del portugués: Ganna entra más tarde, y lima lo que puede, pero acaba a 22 segundos.
A Evenepoel ni siquiera le ha hecho falta ser el más rápido en los tres kilómetros finales en subida, en los que Brandon McNulty consigue la pedrea del jersey azul de la montaña. Queda todo el Giro por recorrer, pero dos ganadores de la maglia rosa como Primoz Roglic y Tao Geoghegan Hart pierden ya 43 y 40 segundos respectivamente. Puede que nada, puede que una eternidad.
