GIRO 1999
Los equipos ningunean al CONI
Tres escuadras se niegan a someterse a los controles y no pasa nada

JON RIVAS | Enviado especial
SANSEPOLCRO (ITALIA).- La tragedia se está convirtiendo en vodevil. Al Comité Olímpico Italiano la UCI le ha dejado con el trasero al aire y los corredores le toman por el pito de un sereno. Llegaron para representar una ópera trágica y ahora son actores de reparto en una comedia de los hermanos Marx.
La carta de Heinz Verbruggen ha dejado descolocado al CONI. El presidente de la Unión Ciclista Internacional respaldó las protestas de los corredores por los controles indiscriminados y les recordó que tienen derecho a negarse porque la UCI no tomaría medidas contra ellos. Pese a todo, los médicos del Comité Olímpico se presentaron ayer en los hoteles de tres equipos y quisieron tomar muestras de sangre y orina de los corredores italianos. Los ciclistas, con la carta de Verbruggen en la mano, se negaron.
Y los médicos nada pudieron hacer. Los corredores del Saeco, el Lampre y el Polti se irán de rositas porque los controles, según el acuerdo Liga profesional-CONI, son voluntarios. Así que los encargados de efectuar los análisis se marcharon al hotel del Mapei con todos los aparatos que habían llevado al primer albergue y, como los corredores de este equipo sí que estaban dispuestos a pasar los análisis, pudieron hacer su trabajo. «Nos hemos sometido a los tests de sangre y orina del CONI a petición de su comisión médica, en conformidad con la posición que habíamos adoptado. Hemos pedido que el doctor Giovanni Ruffini (médico del Mapei) estuviera presente en todo el procedimiento desde la extracción y hasta el final de los resultados de los análisis. La comisión del CONI ha aceptado con mucho gusto», leyó el jersey verde Paolo Bettini en un comunicado de su equipo.
Y lo mejor es que ningún organismo tiene capacidad para sancionar a los que se niegan. El Comité Médico del CONI pasará un informe a la Federación Italiana y todo quedará en eso.
Para mayor confusión, el que sí puede ser sancionado es Filippo Casagrande, uno de los dos corredores que dio positivo en el anterior control del CONI. El otro fue Trombetta, que ya se retiró. Al pasar el control firmó un papel, de manera voluntaria, en el que se comprometía a someterse a los reglamentos sobre sanciones. Sin embargo, sigue en carrera y no ha optado por marcharse, por lo que sobre él sí que puede caer el peso de la ley.
El pelotón también es un escenario en el que desarrolla una tragicomedia. Tafi, insultado hace dos días en el pelotón, sigue de uñas con sus compañeros de trabajo. Ayer, Cipollini comentó que las palabras del campeón de Italia no respondían a la realidad, y el director del Mapei le replicó diciendo que todos los responsables de los equipos habían visto llorar a Tafi en el coche y hablar por el telefonino con su patrón, Giorgio Squinzi, que le pidió que continuara en carrera.
Después, al darse la salida, un fotógrafo captó la secuencia del enfrentamiento verbal entre Tafi y Pantani. Ambos se enzarzaron en una discusión en los primeros kilómetros de la etapa. Con gestos ostensibles de enfado entre uno y otro, hablaron durante unos minutos. Ninguno quiso comentar la conversación subida de tono que mantuvieron. Esa es otra: los corredores han decidido no hablar de los controles. Sólo lo harán si entre todos lo deciden así. Pantani, en el parque cerrado de salida, sólo respondió a preguntas sobre la contrarreloj de la víspera y el Scudetto del Milan.
