GIRO 1999
Mejor no haber ido

JON RIVAS | Enviado especial
CUNEO (ITALIA).- «Mejor que no hubiéramos ido». Con la cara blanca, por el susto, Alex Zülle escuchaba las palabras de su compañero Jiménez y asentía. Venían de subir, junto con Peña, uno de los puertos de hoy, el de Fauniera. Son corredores acostumbrados a todo, pero no esperaban tanta dureza en 22 kilómetros de ascensión. Ahora saben lo que les espera. ¿Será mejor?
«Es una etapa», Bra-Borgo San Dalmazzo, de 187 kilómetros, «que está en medio y nadie cuenta con ella». El libro de ruta la califica de media montaña, efectivamente, pero los ciclistas piensan otra cosa: «Creo que va a ser decisiva para la clasificación final del Giro. Después habrá pocos cambios».
¿Qué le habrá visto un avezado escalador como Jiménez a un puerto que está a 60 kilómetros de la meta para ser tan tajante?: «Que es como el Mortirolo. He subido con 23 dientes todo el rato. Los siete primeros kilómetros son durísimos y además se sube a 2.500 metros de altura. Luego el descenso es muy peligroso. Si te despistas, puedes decir adiós».
Miguel Angel Peña le quita algo de hierro al asunto, «porque en los entrenamientos siempre parece más», pero Eusebio Unzue insiste en el razonamiento de Chava, que para algo es el que se la va a jugar por parte del Banesto: «Cuando los organizadores consideran que comienza la ascensión ya se llevan 15 kilómetros de subida con una media del 4%. Luego los primeros ocho kilómetros son durísimos con el 10% de desnivel».
Además, la carretera no es buena al final y es demasiado estrecha. Los 25 kilómetros de descenso no mejoran el panorama con precipicios impresionantes a ambos lados de la calzada. Y marmotas. «Se cruzan a decenas en la carretera». Salvemos las marmotas. Que además pueden provocar un accidente.
Es posible que el miedo sea sólo de boquilla. Luego llega la carrera y es otra cosa. El que no lo tiene, o al menos no lo aparenta, es Pantani. Ni siquiera se molestó en subir ayer la Fauniera. Tal vez sabe que no tendrá problemas, así que se fue al siguiente, Madonna di Colleto, a 26 kilómetros de la llegada: «Parece una buena subida, aunque en el entrenamiento es difícil calibrar la dureza. Dependerá de cómo se vaya después de Fauniera. No está lejos de la meta y el descenso es tortuoso. Será difícil recuperar desventajas».
Hay otros que tienen la cabeza aquí y allá, como Virenque. Antes de salir a entrenar, ya había tenido que tragar el sapo de la información de L’Equipe, que afirma que el corredor dio positivo en un análisis al que se sometió el 11 de mayo en la Brigada de estupefacientes de París. Virenque asegura que los análisis se hicieron tras una caída en el Giro del Trentino que le produjo un hematoma, para el que tomó un medicamento. «Me infiltraron y me dieron calmantes. Además usé un spray para la alergia, que probablemente tenía corticoides que declaré y estoy en regla ante la UCI».
