GIRO 1999
Jalabert gana, Jiménez pierde
DECIMOSEXTA ETAPA Biella Lumezzane / 232 Km.
JON RIVAS | Enviado especial
LUMEZZANE (ITALIA).- Que Laurent Jalabert gane una etapa en el Giro está dejando de ser noticia. Tres lleva ya el campeón de Francia. Ayer se la peleó al mismísimo Pantani. Parecía que cedía ante Simoni en el último repecho, pero ya. Un toque al cambio, un desarrollo más exigente y ¡hala!, para la meta. Manolo Saiz tenía marcada la etapa con una cruz.
Para José María Jiménez, el jefe del Banesto, en cambio, fue una cruz de etapa. Otra. Desdichadamente, como pasa con Jalabert pero al revés, también está dejando de ser noticia que la estrella de las montañas españolas pierda minutadas de escándalo en las cuestas italianas. Será cuestión de clima. Tal vez se pueda escudar Chaba en lo que dijo Chepe González hace semana y media, que los montes de Italia son distintos a los de España.
A Jiménez le pasa al revés, o alguna otra cosa le sucede, porque no es normal. Insiste, y ya cansa, en que ahora su objetivo es ganar etapas, pero él insiste, y ya cansa, en hacer el ridículo cada día, pues no se puede calificar de otra forma la actuación de alguien que llegó al Giro señalado con el dedo como favorito, que se encuentra en el paraíso de los ciclistas mejor pagados y que sigue exhibiendo como coartada las cuatro etapas que ganó el pasado año en la Vuelta a España. Es posible que en Unipublic estén penando ahora por diseñar una carrera a su medida viendo el papelón italiano.
Dice que ahora su Giro es otro, pero eso no significa correrlo aparte, como los 6.000 cicloturistas que disputaron el domingo la Pedalata rosa y que subieron Oropa a su aire, sin responsabilidades. Porque, evidentemente, Jiménez tiene una responsabilidad, y grande. Tal vez sobre palabrería y falte orgullo para poder ser incluido en la lista de los ciclistas de verdad.
Ayer entró en la meta a 9,39 de Jalabert. Perdió en los últimos seis kilómetros más de cinco minutos. Dejó atrás a siete ciclistas en una jornada con final en alto. De los siete, cuatro pertenecían a la ONCE y se habían quedado sin aliento en los kilómetros anteriores trabajando por Jalabert, que les recompensó ganando la etapa. Tenían justificación. Los otros dos eran rodadores desconocidos del TVM, que, casualmente, son los dos últimos de la general. Bonito cuadro para el Banesto.
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