GIRO 1999
Póquer de Cipollini
DECIMOSÉPTIMA ETAPA Lumezzane-Castelfranco / 212 Km.

JON RIVAS | Enviado especial
CASTELFRANCO (ITALIA).- Con la vista puesta en la contrarreloj de hoy, el pelotón del Giro circuló cansino camino de Castelfranco Veneto, una localidad cercana a Venecia y donde el calor apretaba como nunca en la carrera, y eso que el sol no ha faltado ni un día a la cita con los ciclistas.
Y bajo el sol de justicia ganó Cipollini, con una pierna casi. Póquer. Son cuatro ya este año, 29 triunfos en el Giro, a sólo uno del mítico Costante Girardengo, héroe de antes y después de la primera contienda mundial, a dos de Guerra y un poco más lejos del casi inalcanzable Alfredo Binda, que sumó 41 victorias. Apenas quedan ya llegadores, y los que siguen, están macerados en las alturas de los últimos días. Se caen de maduros. Así que a Supermario le dio tiempo a todo, hasta de regodearse al ver el hueco que había abierto.
Cipollini piensa en el récord. Es su objetivo. Seguramente lo dejará para el próximo año porque anoche estaba meditando su retirada: «Lo hablaré con el director, pero tengo un calendario muy cargado». En Banesto lo que piensan es en que ayer se levantaron todos con el pie izquierdo. Por la noche les robaron en el hotel, en la llegada, el coche de Unzue chocó con el del Mobilvetta. Por lo menos, en lo deportivo no les pasó nada. «Que me quede como estoy», pensará más de uno.
Otros, los que cuentan en la General, meditan sobre otras cosas. Esta noche le habrán dado vueltas a la cita individual contra el cronómetro que hoy tiene lugar en Treviso.
La jornada va a constituir un momento crítico para Marco Pantani. Lo más lógico, según apuntan los tratados de ciclismo, es que el rey de las montañas no pueda codearse con los especialistas. Con Jalabert, por ejemplo. Siguiendo esas pautas, el francés tendría que volver a vestirse de rosa esta tarde. Más que una conjetura es un pronóstico fijo. El propio Pantani está convencido de que tendrá que volver a pelear en los últimos días para recuperar una prenda que cambia de dueño según las circunstancias, aunque los de la intendencia del Giro ya sólo preparan dos tallas, la L de Pantani y la XL de Jalabert.
El terreno es liso como una tabla de planchar. Esa es la primera circunstancia favorable al francés. En la primera contrarreloj, en la que el ex campeón del mundo le sacó 55 segundos a Pantani, el trazado contaba con un repecho exigente en la mitad del kilometraje. La distancia también favorece al corredor de la ONCE. Son 45 kilómetros, suficientes como para recuperar los dos minutos y poco que Pantani le quitó en su terreno. Escaso para lo que ambos esperaban.
Está, además, la fuerza mental de Jaja, siempre motivado para cada empresa que se le presenta. Nunca regala nada, salvo a los compañeros que le ayudan, y si tiene la oportunidad volverá a subir al podio, en el que también le gustaría estar a Dani Clavero. Ayer llegó blanco a la meta, «por la fatiga». Dice que no le preocupan los demás, algo lógico por otra parte. «Lo que quiero es que me salga bien a mí. En la lucha por el podio nada ha cambiado».
Algo sí: que faltan cinco días de carrera y cada vez quedan menos fuerzas para todos. Hasta para Pantani, que insinúa que Clavero es uno de los más peligrosos: «No creo que yo le dé miedo a él. Es al revés. Es Pantani el que está en otra galaxia». Pero hoy puede perder la maglia rosa.
