GIRO 1999
Dominio absoluto
VIGÉSIMA ETAPA Predazzo-Madonna di Campiglio / 172 Km.
JON RIVAS | Enviado especial
MADONNA DI CAMPIGLIO.- Ahora el debate se centra en que si Pantani debe dejar las migajas para los otros o comerse todo el pan. Pero él se sienta a la mesa y lo devora todo. Es insaciable. Ha ganado cuatro etapas y le queda la de hoy para el repóquer.
Gana y gana, y además lo hace como si le apremiara la necesidad imperiosa de limar segundos a alguien. Suma y suma: victorias y segundos. Gimondi le comparó con Merckx y no va descaminado. Acelera hasta en la rampa del garaje del hotel. Viste, una sobre otra, la maglia rosa, la morada de la regularidad y la verde de la montaña. Sólo la del Intergiro se le resiste. Y eso, porque para esas alturas de etapa siempre hay algún incauto que se cree que el líder va a tener piedad y circula escapado. «Dios perdona, Pantani no», decía una pancarta.
El jueves fue a cuatro kilómetros de la meta, ayer a seis. «Ya inventaremos algo», dijo Gotti la semana pasada. Le contesta un periodista: «¿Qué. La bicicleta con motor?». Gotti, Heras, Simoni y compañía se limitaron a seguirle de lejos, como siempre. Savoldelli un poco más atrás. Como Clavero, que se volvió a caer, esta vez mientras se quitaba el chubasquero.
Pero el debate se centra en la generosidad del campeón. ¿Debe ser como Indurain y ceder a veces para contentar a los demás? El gran Miguel era un estratega genial. Establecía alianzas y se ganaba el respeto de los rivales. Pantani no funciona así. Es él quien ataca a los demás, así que serán los otros quienes deban organizarse . El, mientras, se mantiene al margen de la polémica y pregunta ingenuo: «¿Qué otra cosa quieren que haga?».