EL TOUR 2016
Sin Nairo, un Tour manso
DECIMOSÉPTIMA ETAPA / BERNA – FINHAUT-EMOSSON / 184,5 KMS.

JON RIVAS | Enviado especial
FINHAUT (SUIZA).- Es tan difícil llegar al lago de Emosson, color azul turquesa del agua de los glaciares, que los aparcamientos están a cinco kilómetros de la llegada y un minibús se acerca de cuando en cuando a recoger periodistas y otras especies diseminadas por las cunetas. Los autobuses de los equipos aparcan en la estrecha carretera del dique del pantano de impresionante caída vertical, que queda inmediatamente bloqueada y utilizan después el túnel con pendientes del 12%, que comunica con la frontera, que no está terminado del todo en una obra hidráulica gigantesca.
No es fácil llegar al lago, que se lo pregunten a Gorka Izagirre, que se rompió la clavícula en el primer kilómetro, en el minuto uno de la carrera. O a Nairo Quintana, su jefe, entero pero derrotado. El Movistar, decía Valverde, tenía un plan, pero será otro día, u otro año porque en La Forclaz o en Finhaut se vio que su líder no iba, y le preguntan al colombiano por el sueño amarillo, y la respuesta lo aplaza: «Tengo 26 años, y la gente de mi alrededor lleva más experiencia, así que el sueño no ha terminado», pero será largo, parece.
Al equipo telefónico le funciona a la perfección el Periscope, en ese afán que les ha entrado ahora de ser más rápidos que nadie para poner un tuit o colgar una foto en las redes, pero les falla lo principal: el Tour, porque sí, tienen una empresa de comunicaciones detrás, pero en esencia son un equipo ciclista.
También el Sky comunica, pero de otra forma. Lo hace Froome y su equipo de gigantes vestidos de negro y azul. Por supuesto, que Quintana no esté a la altura que se esperaba no puede ser motivo de reproche hacia el corredor, que no escatima ni un gramo de fuerza, pero deja con las vergüenzas al aire las decisiones en el equipo.
Valverde es el principal damnificado. Le viene al pelo el verso 20 del cantar del mio Cid: «Qué buen vassallo, si oviesse buen señor». El murciano corre relajado. Ha interiorizado que su papel es el de ayudar a Nairo Quintana, pero a veces es más papelón que papel. Ataca a cinco kilómetros, se pone en cabeza, como sucedió en el Peyresourde, mira hacia atrás y ¿qué ve? Nada, el vacio; al Sky o al Astana impasibles, y a Nairo impasible también, al menos por fuera, posiblemente porque las fuerzas no le acompañan. «Lo hemos intentado», justifica Valverde lo que él no tiene que justificar. «La gente no puede decir que no lo hayamos hecho. Ganar es muy complicado pero habrá que luchar por el podio, está claro». El capitán de ruta del Movistar aclara que «la idea con mi ritmo era tensar, tensar e intentar que Sky quedase con los menos posibles para que un ataque de Nairo tuviese que ser respondido por Froome», pero «he tirado, he hecho un par de aceleraciones fuertes y ya luego he puesto mi marcha para llegar arriba». Conclusión: «Froome está siendo superior, hay que admitirlo, y tenemos que seguir con ánimos y luchar al máximo. Si optamos a podio con Nairo, todavía tenemos un objetivo por el que luchar, y si lo conseguimos, muchísimo mejor».
Era muy difícil llegar a Finhaut, y bajar al lago de Emosson, sobre todo cuando el plan fracasa. Hace 25 años, en los Pirineos, al Banesto de Echavarri y Unzue se le criticó porque su equipo no había atacado. Quedaba todavía una etapa de montaña. En los Alpes quedan tres, pero no parece que vaya a suceder igual.
Froome, que está en modo ahorro, no tiene más remedio que tomar las riendas en el último kilómetro, y no por el Movistar, sino porque se le desmanda Richie Porte, su ex, así que le alcanza y llegan juntos. Lo malo es que a Nairo se le desmandan los demás y ahora hasta el podio lo tiene difícil. «Nunca es fácil aunque lo parezca, pero creo que me siento mejor que el año pasado en la tercera semana», dice el líder. Y los demás, peor, por lo que se ve.
Así que habrá que pensar en lo que pudo haber sido y no fue, con un Valverde liberado, tal vez cazador de etapas, o jugando las bazas del Movistar a su aire. Algo les ha fallado, alguna conexión; tal vez que el Periscope gasta muchos megas, pero de momento el equipo español ni amaga ni golpea. Como el Astana. Reventaron Nibali y Rosa por Fabio Aru, pero cuando plegó velas el último relevo, el líder azul se quedó paralizado.
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