TOUR 2022
Caídas y viento de cara
TOUR DE FRANCIA / SEGUNDA ETAPA

ROSKILDE / NYBORG (202,5 KMS.)
GANADOR: FABIO JAKOBSEN. LIDER: WOUT VAN AERT
¿Qué pasa por las cabezas de algunas personas, que les empujan a cometer actos irracionales? Me refiero a lo que sucedió en Alcantarilla con Alejandro Valverde y dos compañeros de grupeta, atropellados por un canalla que tras ser increpado por los ciclistas después de un adelantamiento peligroso, dio marcha atrás y arrolló a los corredores. Hace algunos años acompañé a Valverde en uno de esos entrenamientos por esa misma carretera, y doy fe de la prudencia y la pericia, a partes iguales, que se gastaban él y sus acompañantes para no ser un peligro y a la vez, no ponerse en peligro.
Pero tal vez lo peor sean los comentarios a la noticia que vomitan los imbéciles de turno; ese odio irracional a los ciclistas que tienen algunos. Me sucedió una vez, cuando cerca de mi casa, subiendo por una calle estrecha, de un solo carril, me encontré un coche parado y a la conductora de palique. Y se puede comprender una parada breve, pero la cuesta es larga y mi potencial escalador limitado. Vi el coche desde abajo y cuando llegué allí seguía. Tuve que bajarme de la bicicleta porque no cabía, subir a la acera y seguir a pie. Al pasar por delante le dije que no se podía parar allí. ¿La contestación?: «El que no puedes ir por la carretera eres tú, esto es para coches, tienes que ir por el carril bici». Allí empezó una discusión, claro, porque encima me dijo que iba a llamar a la Policía para que me multara por ir por la calzada, todo un despropósito. Después de hablar con un peatón, atónito como yo ante el descaro de la muchacha, preferí marcharme, pero allí se quedó, con su particular código de la circulación y el odio atávico a los ciclistas.
En Dinamarca es diferente. En un país con más bicicletas que habitantes, si odias a los ciclistas la vida tiene que ser insoportable. Es un lugar ideal para montar en bicicleta, a pesar del clima, que no siempre es tan benévolo como el de la segunda etapa, que al final se quedó en poca cosa, como suele suceder los primeros días del Tour, en lo que lo más importante es tratar de no perder, más que ganar. Al menos en lo que respecta a los favoritos, claro, que las caídas espantan en los kilómetros finales, más que el larguísimo puente de 16 kilómetros, temido por todos, pero que con el viento de cara se convirtió en un remanso, porque se desactivaron los posibles abanicos y el pelotón iba a paso de tortuga. Le sirvió a Lampaert para enlazar después de una caída que llegó cuando la carretera se anchó, y no al revés, como suele suceder, y también a Rigoberto Urán, rezagado de más larga duración, pero que también llegó a tiempo.
Como Pogacar, que alcanzó la meta tres minutos después del ganador, Jakobsen, porque se quedó atrapado por otra caída, pero dentro de la distancia de seguridad, así que no le contó el tiempo. Entró sonriendo. Siempre sonríe. El nuevo líder es Wout Van Aert, porque el Quick Step prefirió ir de victoria en victoria hasta la derrota final. Para que ganara Jakobsen, tuvo que sacrificarse Lampaert. Como su rival para el amarillo sumó bonificación, se aúpa al podio por sólo un segundo. Ha conseguido dos segundos puestos y por eso es primero.
